miércoles, 24 de octubre de 2007

AMOR SEVERO:

CLAVE PARA UNA AYUDA EXTERNA
Los estudiantes de la Experiencia Curricular de Lógico Matemática del primer ciclo de las diversas Escuelas Profesionales de la Universidad Señor de Sipan y de la Universidad César Vallejo de Chiclayo, tiene dificultad en aplicar los diversos conceptos de la Lógico Inferencial, en el cual se detallen las principales leyes de las implicaciones notable , por que su uso se conflictúa por la argumentación científica para llegar a la verdad.
Los docentes comprometidos con el aprendizaje de los estudiantes buscamos información válida real y que tenga que ver con el desarrollo de las diversas formas de conocimientos científico para la cual alcanzo como lectura de reflexión y repaso el siguiente ensayo del economista Andre Pawell del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el cual detalla una realidad mundial en el marco de la investigación retrospectiva y sus argumentaciones terminan consolidando con eficacia al usar implicaciones notables. ¿Cuál de las que revisaste con tu docente puedes identificar y que importancia tiene en el relato y las conclusiones del investigador?
Vamos tu puedes, léelo y aplica tus conocimientos.
* Andrew Powell es economista investigador principal en el Banco Interamericano de Desarrollo. Las opinions del autor no reflejan necesariamente la posición oficial del BID.
“En un mundo lógico, la ayuda externa funcionaría como un reloj suizo los países donantes otorgan cierta cantidad de dinero y a cambio ven resultados económicos predecibles. Sin embargo, en el mundo real la ayuda externa funciona de un modo muy diferente. Como afirman algunos, la ayuda externa en general ha hecho muy poco por impulsar el crecimiento de los países en desarrollo. Los datos sobre la corrupción en estos países y su limitada capacidad para absorber la ayuda que reciben han generado aún mayores dudas.
Pero estas generalizaciones a menudo ocultan una realidad muy diferente. Un análisis más cuidadoso revela que en muchos casos la ayuda externa ha contribuido en forma crucial a estimular el crecimiento de los países en desarrollo. Sin embargo, las razones para el éxito o el fracaso de la ayuda externa pueden contradecir lo que uno supondría. El comportamiento de los países donantes, por ejemplo, influye al menos tanto como el de los países receptores de la ayuda. En segundo lugar, la política reviste una importancia insospechada.
Los donantes prometieron aumentar considerablemente su ayuda durante la Cumbre de los G-8 realizada en Gleneagles, Escocia, en 2005 y ahora la ayuda externa bilateral ha alcanzado niveles récord. Pero los montos por sí solos no garantizan el éxito. Desde una estricta perspectiva económica, algunas formas de ayuda son más efectivas que otras, y no debido al monto de los recursos recibidos sino a la manera en que son asignados.
No es ninguna novedad que los países donantes ofrezcan más ayuda a sus aliados que a otros países y sorprendería que no fuera así. Lo que sí llama la atención es que la ayuda otorgada a países aliados —definidos como países que frecuentemente votan en línea con el país donante en la Asamblea General de Naciones Unidas— no logra impulsar su crecimiento económico y en algunos casos hasta compromete su desarrollo. Únicamente la ayuda concedida a los países no aliados —aquellos que no pliegan su voto al de sus donantes en la ONU— tiene un efecto positivo permanente en su crecimiento.
¿Por qué la ayuda que reciben países aliados es menos efectiva que la ayuda a países que son neutrales o antagónicos a la política externa de sus países donantes? Existen por lo menos dos explicaciones. La primera es que la ayuda que se usa para “comprar” la alianza de los receptores, o por lo menos rentarla mientras el flujo de fondos continúa, puede no ser monitoreada de manera efectiva y por ello probablemente no sea efectiva para el crecimiento. Una segunda razón es que, a diferencia de la ayuda que se ofrece a países que no son aliados, la ayuda que se ofrece a aliados políticos puede traer consigo ataduras o compromisos adicionales. Los países receptores de estos recursos pueden sentirse obligados a utilizarlos en adquirir bienes o servicios del país donante, sin considerar si su nivel de calidad es excelente o al menos adecuado. De hecho, tales requisitos de compra a menudo son incluidos y detallados en los acuerdos de ayuda. Por otro lado, la ayuda externa a países no aliados es efectiva precisamente porque se enfoca en los resultados económicos. Libre de consideraciones no económicas, tales como el apoyo estratégico o la cooperación diplomática, la ayuda a los países no aliados puede ser asignada donde generará mayor beneficio económico, teniendo así mejores oportunidades de alcanzar el máximo beneficio posible. Como resultado, los países que otorgan a sus países aliados un porcentaje relativamente bajo de su ayuda, pueden ser donantes singularmente efectivos.
Las implicaciones para las políticas de ayuda externa son claras. Si los países donantes desean mejorar el crecimiento de sus países receptores, deben empezar a tratar a sus aliados de manera similar a como tratan a los otros receptores. Necesitan desarrollar una verdadera pericia en la gestión de proyectos, en la coordinación entre los donantes y en asegurar que los beneficiarios muestren un alto nivel de transparencia y responsabilidad. A medida que los donantes aumentan su ayuda para lograr las metas acordadas, se vuelve cada vez más importante la asignación eficiente, objetiva e independiente de valiosos recursos que de otra forma serían simplemente desperdiciados”.
JUAN ANTONIO BARDALES MIO